martes, 17 de abril de 2007
POR SU COJERA LE HAN PILLADO
Un fémur hallado en una cripta de Villanueva en los Infantes (Ciudad Real), es una de las pruebas que confirman que los huesos pertenecen a don Francisco de Quevedo y Villegas. La curvatura del largo hueso del muslo derecho demuestra que el fallecido era cojo, tal y como le sucedía al poeta del Siglo de Oro español, según pruebas documentales y literarias.
La cojera atribuida al escritor a través de informes técnicos y la literatura ha sido "determinante" para atribuirle las diez piezas halladas, según José Antonio Sánchez, director de la investigación encargada de garantizar la autenticidad de los restos.
El fémur derecho está "visiblemente doblado", lo que "explicaría" la cojera atribuida al escritor, según Sánchez: “También el fémur izquierdo estaba algo doblado para corregir esa patología".
El director de la investigación de la Escuela de Medicina Legal ha confirmado que las diez piezas, halladas en la cripta de Santo Tomás de la parroquia de San Andrés Apóstol, son una clavícula, un húmero, varias vértebras y los dos fémures.
Todos estos restos correspondían a una persona que, como Quevedo, medía 165 centímetros y tenía alrededor de 65 años cuando falleció, según el análisis antropológico-forense. Los huesos se separaron "pormenorizadamente" de los restos de los otros 167 individuos enterrados en la misma cripta.
La cojera atribuida al escritor a través de informes técnicos y la literatura ha sido "determinante" para atribuirle las diez piezas halladas, según José Antonio Sánchez, director de la investigación encargada de garantizar la autenticidad de los restos.
El fémur derecho está "visiblemente doblado", lo que "explicaría" la cojera atribuida al escritor, según Sánchez: “También el fémur izquierdo estaba algo doblado para corregir esa patología".
El director de la investigación de la Escuela de Medicina Legal ha confirmado que las diez piezas, halladas en la cripta de Santo Tomás de la parroquia de San Andrés Apóstol, son una clavícula, un húmero, varias vértebras y los dos fémures.
Todos estos restos correspondían a una persona que, como Quevedo, medía 165 centímetros y tenía alrededor de 65 años cuando falleció, según el análisis antropológico-forense. Los huesos se separaron "pormenorizadamente" de los restos de los otros 167 individuos enterrados en la misma cripta.
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